El acero es una aleación de hierro y carbono. Las propiedades del acero dependen de la proporción de carbono y otros elementos que contiene.
Se utiliza en muchas aplicaciones, como la construcción de edificios, puentes, barcos, vehículos y otras maquinarias.
Los principales componentes del acero son el hierro y el carbono. Se pueden añadir otros elementos a la mezcla para conseguir determinadas propiedades en el producto final.
El hierro es el metal más abundante de la tierra y se ha utilizado durante miles de años. El punto de fusión del hierro es más alto que el de cualquier otro metal, excepto el tungsteno, pero puede enfriarse lo suficientemente rápido como para que no se funda mientras se forja una herramienta o un arma. También es fácil de trabajar porque no se oxida cuando se expone al aire o al agua.
El carbono constituye aproximadamente el 2% del peso del mineral de hierro y debe añadirse para que exista el acero; sin la presencia del carbono, el hierro sería simplemente otro tipo de roca en lugar de una aleación. La adición de carbono hace que los átomos del acero se unan más estrechamente de lo que lo harían sin él, lo que hace que el metal sea más fuerte que el hierro puro, pero también menos maleable (es decir, más duro).
Otros componentes del acero son el fósforo y el azufre, que se añaden para aumentar la resistencia y la dureza, respectivamente; el silicio, que ayuda a evitar la corrosión; el manganeso, que mejora la maquinabilidad; el aluminio, que mejora la resistencia a altas temperaturas; el cobre, que aumenta la tenacidad a bajas temperaturas; el níquel, que aumenta la tenacidad a altas temperaturas; el molibdeno, que aumenta la resistencia a altas temperaturas, pero reduce la tenacidad a bajas temperaturas (mejora la trabajabilidad en caliente), entre otros.
Las propiedades del acero dependen de la cantidad de carbono que contenga.
Dependiendo de lo anterior, el acero tiene las siguientes características a la hora de ser utilizado como material de construcción:
Resistencia: El acero puede ser extremadamente fuerte, lo que lo hace ideal para proyectos de construcción y otros proyectos a gran escala que requieren fuerza y durabilidad.
Dureza: El acero también es muy duro, por lo que es ideal para aplicaciones en las que el material debe soportar altas presiones o un uso intensivo.
Resistencia a la corrosión: Como el acero es una aleación, es naturalmente resistente a la corrosión. Esto significa que el acero puede exponerse a entornos difíciles sin oxidarse ni degradarse con el tiempo.
Ductilidad: Otra propiedad del acero es la ductilidad, es decir, la capacidad de estirarse en láminas finas sin romperse. Esto lo hace ideal para aplicaciones como la fabricación de cables y bridas, así como para otros productos que necesitan estirarse sin romperse bajo tensión (como los muelles).
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