En nuestra vida diaria, es muy frecuente nuestro contacto con el acero galvanizado. Pero, ¿sabes qué es precisamente este material? o ¿Cómo es el proceso que le dará mayor vida útil a una pieza de acero corriente?
El acero galvanizado se logra con un proceso que consiste en sumergir el acero en zinc fundido a una temperatura cercana a los 450º Celsius. Esto provocará una reacción química (o electroquímica) que da al material de una mayor protección frente a la corrosión y aumentará su resistencia mecánica frente a los golpes o la abrasión.
Es gracias a esto, que el acero galvanizado toma especial relevancia en elementos y productos que están destinados a su uso en exteriores, expuestos a las intemperie y a las inclemencias climatológicas, con las consiguientes variaciones en las condiciones de temperatura, humedad, ventilación entre otras.
El resultado de este proceso será una pieza recubierta por zinc medida en micras, las cuales dependiendo de su exposición determinará el espesor, que varía entre 45 y 200 micras.
Una de las ventajas del acero galvanizado es que requiere de una menor mantención para conservar sus propiedades, prolongando así la vida útil del acero. Como ejemplo, un recubrimiento de 80 micras puede otorgar una vida útil a la pieza de aproximadamente 100 años.
Mencionamos al inicio, que nuestra relación con el acero galvanizado es más frecuente de lo que pensamos. Entonces, ¿Dónde lo encontramos?, pues en una vuelta a la manzana, lo encontramos en postes de luz, señalética de tránsito, componentes de autos, mobiliario urbano, piezas de refrigeradores y electrodomésticos, artefactos de climatización por mencionar algunos.
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